Buenas tardes. Yo soy Manuel y él es mi hermano Matías y nos gustaría deciros algo.
Para nosotros, el asumir nuestra discapacidad ha sido difícil. Pero nos hemos dado cuenta que no la elegimos y que por lo tanto la tenemos que aceptar.
Los dos sabemos que hay cosas que nos resultan muy dificiles. Cosas, que para amigos nuestros es “pan comido”, para nosotros representa la escalada al K10.
Sin embargo, nuestra discapacidad también nos aporta otra forma de entender la vida normalmente más solidaria.
Ante las dificultades ponemos más empeño y esfuerzo en realizar lo que nos proponemos. Queremos deciros, que ese miedo que nuestra madre os ha contado antes, también lo sentimos nosotros, sobre todo desde la muerte de mi abuela este verano por lo repentina que fue.
Nos despedimos de ella después de comer con un “hasta luego”, y ya no tuvimos más oportunidades de hablar con ella.
Esto nos hizo ver que la vida es algo que no podemos controlar, y que en cualquier momento se rompe sin poder hacer nada.
Lo que le paso esa noche a mi Yaya, también le puede pasar a mi madre, a mi tía…
Cuando mi madre soñó con Defora y nos lo fue contando, en nosotros, empezó a nacer esperanza, seguridad y dignidad.
Si, porque el saber que podremos tener una trayectoria laboral digna, el saber que podremos tener independencia y sobre todo el tener la seguridad que tendremos un paraguas que nos apoye cuando mi madre no este, nos da seguridad.
Nuestros amigos y compañeros seguro que pensaran como nosotros.
Y todos aquellos que estén por llegar, también.
Y solo una cosa más. Mama, muchas gracias por tantas noches que no has dormido. Muchas gracias por tus desvelos. Jefa, muchas gracias por Defora.